Harald Sassak, «el Asesino del gas»: mató a cinco ancianos a golpes, tras cometer «entraderas» en Austria

Harald Sassak, conocido como «el Asesino del gas», robó y mató a cinco ancianos tras entrar a sus casas y llevarse sus pertenencias, luego de aprovechar y hacerse pasar por un empleado de una empresa gasera en Austria.

Nacido en 1948, Sassak se convirtió en el preso austriaco que más tiempo estuvo en prisión.

Entre 1971 y 1972 cometió los cinco homicidios -cuatro mujeres y un hombre- por codicia y cumplió cadena perpetua por ellos.

Sassak era hijo de un albañil y un operario y su vida estuvo repleta de trabajos: fue plomero y luego realizó el servicio militar en el ejército de 1966 a 1969 en el hospital de Lainz como auxiliar.

Después de sufrir ictericia, no trajo la confirmación médica a su empleador, fue despedido, al tiempo que después renunció a su posterior trabajo como pastelero.

Su familia, amigos y superiores lo describieron como un ser muy amigable y servicial y en la escuela siempre le fue muy bien, por lo que no recibió ninguna sanción disciplinaria por parte del
ejército.

Un día una anciana se le acercó, le preguntó si podía reparar su aparato de gas y luego le dio una propina, desarrolló una idea que llamó el «truco del gas».

Entre el 31 de agosto de 1970 y el 12 de febrero de 1972, fue empleado de la fábrica de gas y se aprovechaba de personas mayores que querían comprobar sus equipos.

Tan pronto como supo dónde estaban los fondos encubiertos, desvió a su víctima, por ejemplo, pidiéndole un vaso de agua. Si lo sorprendían en el acto, mataba a la persona en cuestión y después escapaba.

De todas maneras, contaba con un cómplice llamado Johann Sharaditsch, a quien había conocido en una licorería y el cual lo ayudaba a cometer los homicidios.

Los sobrevivientes declararon ante la Policía y dijeron que un hombre robusto y simpático había llegado hasta la entrada y dijo: «¡El hombre del gas está aquí!».

Además, los testigos lo describieron como un sujeto que siempre estaba bien vestido, tenía un documento de identidad y experiencia aparentemente válidos.

Una vez que se ganaba la confianza de las víctimas y estas se relajaban aparecía su verdadera intención criminal: las tiraba al piso, les robaba, las mataba y luego escapaba.

Un vecino de una de las víctimas, un diseñador gráfico, obtuvo una composición facial muy precisa del atacante realizada por el dibujante de la oficina.

Por lo tanto, la búsqueda se volvió más concreta y de hecho un camarero del hotel Reiser reconoció al hombre como Sassak por su composición facial.

El testigo condujo a los funcionarios hasta el culpable, que estaba bebiendo una copa de vino.

Una de sus víctimas lo identificó en el hotel y Sassak fue arrestado. De camino a la oficina, confesó sus crímenes.

El 22 de enero de 1974 comenzó el juicio de Sassak y la lectura del auto de acusación duró más de una hora. En ese sentido, confesó sus crímenes, pero afirmó que no participó en ningún asesinato.

El médico forense dijo que Richard Langer, de 79 años, y Josefa Fierlinger, de 86, murieron por un ataque más que violento, mientras que Aloisia Meschnark, de 69 años, falleció de insuficiencia renal 17 días después de ser hospitalizada, y Rosa Schwarz, de 66, murió después de siete días de conmoción cerebral.

Asimismo, María Aberle, de 86 años, y Eleonore Hauer, de 85, murieron después de diez días de neumonía, pero según el informe, existía una conexión entre la muerte de mujeres y el uso de la fuerza.

En el caso de Gabriele Hammer, que murió 54 días después de ser atacada por Sassak, ya no se pudieron encontrar pruebas de violencia.

El 7 de febrero de 1974, Sassak fue declarado culpable de robo a Josefa Fierlinger, homicidio predatorio de Richard Langer, Aloisia Meschnark, Rosa Schwarz, Maria Aberle y Eleonore Hauer, así como de robo y hurto en nueve casos, por lo que fue condenado a cadena perpetua.

En tanto, su cómplice, Johann Sharaditsch, fue culpable de hurto, robo en dos casos y hurto en dos casos y condenado a 18 años de prisión.

El homicida murió el 21 de agosto de 2013 como consecuencia de una enfermedad prolongada en una residencia de ancianos de la Baja Austria, tras salir de prisión poco después de pasar más de 39 años tras las rejas.

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