Empresarios, funcionarios de organismos nacionales, legisladores, integrantes de organizaciones cannábicas, y especialistas en economía, en derecho y en género pidieron la regulación del cannabis de uso adulto para ampliar las fuentes laborales e impulsar la actividad.
En el marco del II Congreso Internacional de Cannabis y Cáñamo realizado en el auditorio de la Cámara de la Mediana Empresa (CAME) y organizado por la Confederación Cannábica Argentina, el titular de la entidad, Leandro Ayala, resaltó que la importancia de este tipo de evento es la de «persuadir a los empresarios de que acá hay una actividad productiva para desarrollar».
Además, resaltó la importancia de la ley 27.669, que establece un marco regulatorio para el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial.
En este sentido, Ayala remarcó que en la Argentina «se ha colocado la piedra basal para poner en marcha la construcción de un proyecto cannábico, de un modelo productivo con valor agregado, con trabajo calificado, que muestra que no existe contradicción entre el agro y la industria, que la fusión y el trabajo conjunto de ambos sectores es una de las claves para transformar nuestro país».
Sostuvo además que la reglamentación de la ley de cannabis industrial debe tener como prioridad a las pymes para que el país sea «un jugador fuerte» en el desarrollo de la industria a nivel mundial.
Para ello, el empresario propuso «crear el estatuto del trabajador cannábico y un fondo fiduciario para solventar los proyectos de aquellos productores que no cuentan con los medios para desarrollarse» y, por último, «seguir trabajando para la integración de la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal».
Por su parte, el abogado y especialista en cannabis y cáñamo Piero Liebman pidió una regulación que «acompañe a los pequeños productores» porque –sostuvo– deben ser trabajadores con derechos garantizados ya que han sido ellos quienes desarrollaron el conocimiento sobre cultivo en todo este tiempo.
A su turno, Benjamín Enrici, titular Agrogenética Riojana Sapem, empresa que desarrolla un proyecto industrial en la provincia de La Rioja, planteó que la reglamentación del cannabis y cáñamo en el país «tiene que pensar en el mercado interno» y mostró su optimismo en relación con la generación de puestos de trabajo una vez reglamentada la ley industrial.
El Congreso contó además con participación de funcionarios y exfuncionarios nacionales, como María Apólito, exsecretaria de Economía del Conocimiento, quien explicó la vinculación entre la academia y la investigación con la industria del cannabis.
«Es importante fortalecer este vínculo que ya ha dado buenos resultados en otras actividades productivas», afirmó.
La exfuncionaria destacó que «hay herramientas para que los productores puedan acceder a la innovación y generar así conexión entre el mundo científico y el de las pymes».
Apólito concluyó sosteniendo que «todos los productores necesitan estar cerca del conocimiento y la innovación», al tiempo que aseguró que «Argentina tiene profesionales que le pueden aportar mucho a la industria del cannabis».
En tanto, Sebastián Gómez, coordinador de Fitosanitarios de la Dirección de Agroquímicos y Biológicos del Senasa, valoró la conformación de la mesa estratégica de cannabis y cáñamo industrial del organismo sanitario.
Por su parte, Gabriel Giménez, director nacional de Articulación Federal del Instituto Nacional de Semillas (Inase), detalló el rol del Estado en la promoción de la industria nacional del cannabis.
El funcionario -que cumple tareas en la órbita de la Secretaría de Agricultura- se posicionó «a favor de la industria nacional, las pymes y el asociativismo».
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Giménez destacó el marco regulatorio del Inase, cuya última novedad fue la habilitación de la venta legal de semillas en la Argentina.
«Es el aporte que hemos hecho a la reglamentación, con eje en generar valor agregado y poniendo en valor la industria de la semilla en Argentina», subrayó el director del Inase.
Por último, mencionó que «hoy tenemos cuatro genéticas nacionales, a fin de año vamos a tener más de una docena», y llamó a «defender la industria nacional».
En representación de las provincias, habló el presidente de la Cámara de Cannabis Fueguina, Martín Ariznabarreta, quien sostuvo que el turismo cannábico es parte de la industria cannábica.
«Para eso tenemos hotelería, gastronomía, logística y el punto más austral en la isla más linda del mundo», recalcó, el fueguino, a la vez que pidió una regulación integral que incluya el uso adulto para «hacer crecer esta próspera industria».
EL POTENCIAL ARGENTINO
La Argentina «tiene capacidad de avanzar con el cáñamo industrial», aseguraron especialistas en cannabis a nivel internacional que participaron en el II Congreso Internacional de Cannabis y Cáñamo, realizado en la sede de la Cámara de la Mediana Empresa (CAME).
El evento, organizado por la Confederación Cannábica Argentina, contó, entre otros, con la presencia de Don Wirtshafter, un abogado estadounidense curador del Museo del Cannabis en Ohio.
Tras mencionar el crecimiento de la actividad de cáñamo en Estados Unidos, Wirtshafter destacó la «asombrosa capacidad» que tiene la Argentina para «crear empresas agrícolas».
A modo de ejemplo citó la producción de vinos y aceites de oliva, en los que la Argentina se destaca.
«Ahora Argentina tiene la capacidad de avanzar con el cáñamo industrial, porque esto no lo van a hacer las grandes industrias, sino las pequeñas, y pueblo por pueblo», sostuvo Wirtshafter.
Otro especialista, el argentino Mike Biffari, investigador y desarrollador de la industria cannábica, resaltó que «la Argentina tiene una gran oportunidad» por «sus estaciones bien marcadas, algo muy apto para la producción de cáñamo, a diferencia de Colombia, que con sus 12 horas de luz y 12 de oscuridad es mejor para el cannabis medicinal».
«Las inversiones tienen que salir del mercado interno, de los pueblos uniéndose en cooperativas agrarias y pymes», continuó Biffari, y vaticinó que «se pueden hacer muchas inversiones con esta planta maravillosa».
Asimismo, pidió «contrarrestar la estigmatización y los miedos a la planta», y habló de las diferencias entre el cannabis y el cáñamo, que –postuló– son «una misma planta, las distinciones son por la paranoia con el efecto psicoactivo».
El congreso cannábico incluyó también la participación de otros referentes internacionales, como Juan Carlos Fischer, presidente de la Cámara Paraguaya de Cannabis Industrial, y Henry Muñoz, abogado y empresario del cannabis colombiano.
«Argentina va a ser un líder, que está llamado a ser reconocido dentro de Latinoamérica», subrayó Muñoz, quien participó de la jornada de forma virtual.
Por último, habló Mercedes Ponce de León, fundadora de ExpoCannabis Uruguay y Cannabis Business Hub.
Ponce de León dio un panorama sobre la actualidad cannábica uruguaya y realizó un balance favorable a cinco años de la venta de cannabis de uso adulto en farmacias.
También subrayó la mayor aceptación social a la regulación y el menor impacto del consumo en menores de edad.
«Tenemos 170 licencias entregadas de las cuales 5 son de comercialización y las otras 165 de producción», puntualizó la uruguaya.
Con respecto a los desafíos, dijo que las flores no psicoactivas que se producen con contenidos altos de CBD (Cannabidiol) «no se pueden comercializar internamente, ese es un desafío que tenemos como industrial».
No obstante, «esas flores sí se exportan, principalmente a Suiza, donde se las utiliza como sustituto del tabaco para personas en vías de dejar de fumar», completó Ponce de León.