Nicolás Maduro juró por un nuevo mandato y anunció una reforma de la Constitución

Nicolás Maduro revalidó este viernes su condición de dictador de Venezuela tras consumar la toma del poder sin presentar evidencias electorales, de espaldas a un país que lo rechazó en las urnas de forma abrumadora. Una coronación en presencia de los dictadores de Cuba y Nicaragua, durante la cual desplegó un vendaval de falsedades en la hora y media de discurso, en un acto deslucido.

Ni se realizó en el hemiciclo de la Asamblea Nacional, ni se pudo transmitir más allá de la conexión con los canales chavistas. Tampoco contó con presencia de periodistas, vetados a última hora. Sin pueblo en las calles, más allá de los cientos de personas trasladadas por el gobierno para la ocasión, que fueron premiadas a final de la jornada con una bolsa de pollo. Con Caracas militarizada, una ciudad en duelo por la democracia, y con el país cerrado a cal y canto, con fronteras bloqueadas y con el espacio aéreo bajo férreo control gubernamental. El presidente electo reconocido por una docena de países decidió quedarse en Santo Domingo, desde donde ordenó a esos mismos militares, como comandante en jefe (cargo que viene aparejado con la presidencia legítima) “desconocer órdenes ilegales que sean dadas por quienes confiscan el poder y preparen las medidas de seguridad para asumir el cargo de presidente de la república”.

De momento, el alto militar chavista, el que cuenta con más generales del planeta (2000) y que se ha enriquecido gracias al esquema de corrupción de la revolución, mantiene su fidelidad al “conductor de victorias”, que contó también con el respaldo de los otros dos dictadores de América Latina, el cubano Miguel Díaz-Canel y el nicaragüense Daniel Ortega, que llegó tarde y de sorpresa. México, Colombia, Bolivia y Brasil enviaron a sus respectivos embajadores.

Entradas relacionadas