Acompañado en el estrado por el jefe de Gabinete y precandidato presidencial del FDT, Agustín Rossi, y por el ministro de Defensa, Jorge Taiana, Fernández destacó que Fanazul y Fábricas Militares son empresas muy importantes que el gobierno de Mauricio Macri entendía que sobraban.
«Fue una política que cerró muchas industrias, convencidos de que Argentina no es un país llamado a industrializarse sino que, en el mejor de los casos, podía ser el supermercado del mundo», dijo el mandatario.
El Presidente recordó que en diciembre de 2019, Rossi -quien por entonces era el titular de Defensa- le planteó la necesidad de reabrir la fábrica de explosivos y advirtió: «Veo sellado un objetivo ¿terminó acá la tarea? No, acá empieza. Acá no llegamos, estamos empezando».
Además del beneficio social para los trabajadores reincorporados, Fernández subrayó el interés de «poner en valor la industria de la defensa» y agradeció a los hombres y mujeres que integran las Fuerzas Armadas por haber sido «respetuosas de la constitucionalidad y absolutamente comprometidas con la sociedad» durante los pasados cuatro años.
La reapertura oficial se dio a cinco años del intento de cierre que impulsó la administración de la exgobernadora Vidal, que implicó el despido de más de 200 empelados, situación que convirtió a esa fábrica en un caso emblemático de lucha por los derechos de las y los trabajadores.
Ollas populares, más de mil días de acampe, cortes en las rutas 51, la 3 y la 226; marchas; dos grandes movilizaciones desde la localidad de Azul hacia Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y la conformación de un comité de crisis fueron parte de esa resistencia.
Ubicada a unos 32 kilómetros del centro de Azul, Fanazul fue inaugurada en 1946, y desde sus inicios estuvo destinada a producir bienes y servicios para la defensa, la minería y otras actividades.
Abocada al abastecimiento de estos sectores, la fábrica llegó a ser la única productora de trinitrotolueno (TNT) de Sudamérica.
Durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, Fanazul se reactivó, luego de un fallido intento de privatización en la gestión de Carlos Menem.
Entre 2003 y 2015 se incorporó personal e inversión a la empresa, y de esta forma «estuvo dentro de los estandartes internacionales», comentó semanas atrás Oscar Galante, vicepresidente de Fabricaciones Militares.
Fue así que, para 2015 había cinco plantas productivas dentro de la unidad: la de Nitroglicerina, Trinitrotolueno (TNT), Emulsiones explosivas, Planta de Proyectiles, y el servicio de Destrucción de Materiales Explosivos.
Pero el proceso se interrumpió cuando el gobierno de Cambiemos determinó, en ese fin de año de 2017, el cierre de la fábrica para «achicar gastos» del Estado.
A partir de la reapertura, fueron aprobados los proyectos estratégicos: Reactivación de la planta de Nitroglicerina y Mastermix; Reactivación del servicio destrucción de explosivos y desmilitarización.
Para la reactivación se ejecutó una inversión de más de cinco millones de dólares y se prevé una inversión total estimada, entre 2020 y junio 2023, de seis millones y medio de dólares.
Actualmente, la planta cuenta con 118 trabajadoras y trabajadores de los cuales: 15 pertenecen a la nómina original, 95 fueron reincorporados y ocho son nuevos.
En tanto, la nómina actual posee un 7,6% de plantel femenino, y se prevé que a finales de mayo se incorporen cinco empleados y cuatro pasantes de ingeniería.