El embajador de Hungría en Brasil, Miklos Halmai, fue convocado por la Cancillería del país vecino para dar explicaciones sobre el alojamiento que otorgó dos días al expresidente Jair Bolsonaro (2019-2022) durante el feriado de Carnaval, en febrero pasado, luego de que la Policía Federal le retirara el pasaporte en una investigación por intento de golpe de Estado.
Según informó el Ministerio de Relaciones Exteriores, citado por la estatal Agencia Brasil, el embajador húngaro fue recibido por la secretaria para Europa y América del Norte de la Cancillería, María Luisa Escorel.
La convocatoria del embajador se produjo luego de que Bolsonaro admitiera que pasó del 12 al 14 de febrero alojado en la sede diplomática húngara en Brasilia, confirmando información del diario The New York Times, que mostró imágenes del exmandatario dentro de la Embajada.
Según la Agencia Brasil, la Policía Federal investigará las circunstancias del alojamiento otorgado a Bolsonaro para comprobar si fueron violadas algunas de las restricciones impuestas por el Tribunal Supremo Federal (STF), la máxima corte de Brasil.
La semana anterior a su alojamiento en la Embajada húngara, Bolsonaro había sido blanco de un allanamiento determinado por el juez Alexandre de Moraes, del Supremo Tribunal Federal, que le confiscó el pasaporte para impedir su salida del país.
La confiscación ocurre en el marco del proceso en curso sobre un plan de golpe de Estado planificado para evitar la asunción del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, ante quien Bolsonaro perdió en los comicios generales de octubre de 2022.
El Gobierno de Lula da Silva calificó el caso como el de un
“prófugo confeso”.
«Que Bolsonaro sea un fugitivo confeso no es ninguna sorpresa, una vez más mostró sus planes de fuga. Lo hizo a finales de 2022, después de las elecciones, después de haber huido a Estados Unidos», expresó el ministro de Asuntos Institucionales de Brasil, Alexandre Padilha, en conferencia de prensa.
Lula fue objeto de un intento de golpe de Estado el 8 de enero de 2023, una semana después de haber asumido el cargo, por parte de seguidores de Bolsonaro que asaltaron la sede de los poderes para pedir un golpe militar del Ejército.
El propio expresidente confirmó el asunto y declaró que el de Budapest es un Gobierno «amigo», según la agencia de noticias Xinhua.
«No niego que estuve en la Embajada (húngara) y no diré otros lugares donde estuve. Mantengo amistad con algunos jefes de Estado. Están preocupados. Converso con ellos de asuntos de nuestro país y el resto es especulación», admitió Bolsonaro.