Según la Fuerza Aérea ucraniana, 87 de los 90 drones explosivos Shahed lanzados por las fuerzas rusas desde cuatro direcciones fueron destruidos en vuelo. «El enemigo utilizó un número récord de drones», declaró un portavoz.
La ofensiva tuvo como objetivos principales la ciudad de Lviv, en el oeste, y Odesa, en el sur.
Las autoridades ucranianas también informaron de cuatro misiles tierra-aire S-300 en la región de Jarkov (noreste) y tres misiles antirradar Kh-31 y uno Kh-59 contra las regiones de Jerson y Zaporiyia (sur).
En la provincia de Lviv, los ataques destruyeron una universidad y un museo cuya historia está relacionada con dos figuras nacionalistas ucranianas que colaboraron con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, según el alcalde, Andriy Sadovy, citado por la agencia de noticias AFP.
En la región de Odesa, una persona murió y ocho resultaron heridas en este ataque nocturno, según las autoridades locales. En Jmelnitsky, un niño resultó herido.
Una mujer también perdió la vida durante el bombardeo ruso en la región de Jerson, dijo en Telegram el jefe de la administración regional, Oleksandr Prokudin.
En la zona ocupada por Rusia en la provincia ucraniana de Donetsk, en el este del país, al menos cuatro personas fallecieron y otras 13 resultaron heridas por ataques atribuidos a Ucrania, según el líder local instalado por el Kremlin, Denis Pushilin.
Las tropas ucranianas dispararon 15 proyectiles desde un lanzacohetes MLRS durante los primeros minutos del 1 de enero, indicó el dirigente prorruso en su canal de Telegram, de acuerdo a la agencia de noticias Sputnik.
«El objetivo del enemigo era causar el mayor daño posible a la población civil», declaró Pushilin, al afirmar que los ataques no tenían «sentido desde un punto de vista militar».
Un periodista murió y otro resultó también herido, según los servicios de rescate citados por la agencia de prensa rusa TASS.
El conflicto entre Moscú y Kiev
Las dos ciudades viven una escalada de violencia en los últimos días, con un atentado sin precedentes que dejó 24 muertos el sábado en Belgorod, Rusia, tras un ataque con misiles contra Ucrania el viernes, calificado de «masivo» por las autoridades locales, y que causó unos cuarenta fallecidos.
Tanto del lado ruso como del ucraniano, las celebraciones de Año Nuevo se realizaron en medio de una gran tensión, tras estos ataques de los últimos días.
En ese marco, Putin anticipó este lunes que el Kremlin «intensificará» sus ataques en represalia por el bombardeo a Belgorod, considerado el más mortífero contra civiles en Rusia desde que comenzó el conflicto en febrero de 2022.
«Intensificaremos los ataques, ningún crimen contra civiles quedará impune, eso es seguro», declaró el presidente ruso durante una visita a un hospital militar, al precisar que esta ofensiva se llevará a cabo «contra instalaciones militares».
Ucrania denuncia desde el inicio de la invasión que el Kremlin bombardea mayoritariamente objetivos civiles, y no militares, como edificios de viviendas, hospitales y otras infraestructuras.
«Usamos armas de precisión para atacar centros de toma de decisiones, lugares donde se reúnen soldados y mercenarios, y otros centros de este tipo, sobre todo instalaciones militares», manifestó Putin.
El dirigente ruso calificó de «acto terrorista» el bombardeo que dejó al menos 24 muertos y más de 100 heridos en Belgorod, cerca de la frontera con Ucrania.
Putin acusó a las fuerzas ucranianas de atacar el «centro de la ciudad, donde la gente se pasea antes de Año Nuevo».
Pero también resaltó que «Ucrania no es un enemigo» en sí mismo, y acusó a las potencias occidentales de usar a las autoridades de Kiev para «arreglar sus propios problemas» con Rusia.
El presidente ruso consideró, por otro lado, que las fuerzas de Moscú disponen ahora de una «iniciativa estratégica» en el frente en Ucrania, donde los soldados avanzan cada día más tras el fracaso de la contraofensiva ucraniana.
Rusia realizó el pasado domingo un ataque masivo en Jarkov, la segunda ciudad más habitada de Ucrania después de Kiev, en medio de este recrudecimiento de la guerra que el mes próximo cumplirá dos años.
Por su parte, en su mensaje por el Año Nuevo, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, prometió «destruir» al ejército ruso en 2024.
«El año que viene, el enemigo sufrirá los estragos por parte de nuestra producción doméstica», aseguró Zelenski, refiriéndose a que en este año que inició Ucrania dispondrá de un millón de drones en su arsenal.
«Habrá armas, artillería, proyectiles y «al menos un millón de drones FPV ucranianos», recalcó el mandatario.
Ucrania comienza un 2024 difícil en la medida en que la ayuda de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) comienzan a disminuir, lo que aumenta el riesgo de que se agote el flujo de municiones y fondos.
En Washington, el paquete de ayuda es bloqueado por la oposición republicana, que tiene mayoría en la Cámara de Representantes (Cámara baja), mientras que en Bruselas el freno lo impulsa Hungría, que hace dos semanas vetó una asistencia por 50.000 millones de euros a largo plazo que se disponían a aprobar los líderes del bloque.