La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) confirmó que el robot espacial Perseverance tomó muestras de la roca Berea, rica en carbonato y ubicada en el cráter Jazero, donde podrían hallarse rastros de vida microbiana.
A partir de esos datos, los científicos creen que en el lugar podría haber habido un antiguo río en Marte, que arrastró esas rocas hasta el cráter de Jezero, por lo que ese material podría haber llegado desde una región aún más alejada.
Las rocas de carbonato en la Tierra pueden ser buenas para preservar formas de vida fosilizadas. Si las firmas biológicas estuvieran presentes en esta parte del cráter Jezero, podría ser una roca como esta la que muy bien podría contener sus secretos”, dijo Katie Stack Morgan, científica adjunta del proyecto Perseverance en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.
El enigma que intentan descifrar los científicos es cómo funcionaba el clima de Marte cuando, como se supone, estaba cubierto en parte o en su totalidad -como se ha especulado- de agua líquida.
Esta última muestra fue almacenada de forma segura en un tubo de muestra en el vientre del rover de seis ruedas que continuará escalando el abanico sedimentario de Jezero hacia la siguiente curva en el lecho seco del río, un lugar que el equipo científico llama “Castell Henllys”.