Un hombre condenado a muerte por haber cortado una calle y herido a un integrante de una fuerza de seguridad fue ahorcado este jueves en Irán, en la primera ejecución vinculada a las protestas desatadas hace casi tres meses por la muerte de Mahsa Amini.
Amini, de 22 años, murió el 16 de septiembre tras ser arrestada por la Policía de la moral por vulnerar el código de indumentaria del país musulmán, que obliga a las mujeres a cubrirse la cabeza y el pecho con un velo.
Autoridades dijeron que Amini murió de causas naturales como consecuencia de una patología preexistente, pero las sospechas de su familia y amplios sectores de la población de que pudo haber sido golpeada desataron fuertes protestas en todo el país.
Cientos de personas murieron en las protestas, y cientos más, de entre miles de detenidos, fueron acusadas de diferentes delitos, incluyendo a 11 que fueron condenadas a la pena capital, según las autoridades.
La agencia de noticias del Poder Judicial iraní dijo que Mohsen Shekari, a quien definió como «un alborotador» que bloqueó una avenida de Teherán el 25 de septiembre y hirió con un machete a un miembro de la fuerza paramilitar Basij, «fue ejecutado el jueves».
El veredicto preliminar del caso fue emitido el 1 de noviembre por el tribunal revolucionario de Teherán, y la Corte Suprema rechazó un recurso el 20 de noviembre, llevando a la ejecución de la pena, informó la agencia de noticias judicial Mizan Online.
La autoridad judicial aseguró que Shekari se reconoció culpable de haberse peleado y de haber desenfundado «su arma con la intención de matar, de provocar terror y de perturbar el orden y la seguridad de la sociedad».
«Hirió intencionalmente a un Basij con arma blanca mientras que este cumplía con su deber y bloqueó la calle Sattar Khan en Teherán», añadió Mizan Online, según la agencia de noticias AFP.
La ejecución de Shekari en Teherán «debe toparse con fuertes reacciones, de lo contrario, lidiaremos con ejecuciones diarias de manifestantes», afirmó Mahmood Amiry-Moghaddam, director de la ONG Iran Human Rights (IHR), radicada en Oslo.
Según él, Shekari fue «sentenciado a muerte en una farsa judicial sin un debido proceso».
«Esta ejecución debe tener consecuencias prácticas rápidas a nivel internacional», tuiteó.
Estados Unidos repudió el hecho a través de dos voceros.
“La ejecución de Mohsen Shekari representa una nefasta escalada en el intento del régimen de reprimir la disidencia y sofocar las protestas”, dijo el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
En tanto, Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional del presidente Joe Biden, indicó en Twitter que Washington «hará responsable al régimen iraní por la brutal violencia que está cometiendo contra su propio pueblo».
Asimismo, Alemania deploró la ejecución en Irán y apuntó que «el desprecio del régimen (iraní) por la humanidad no tiene límites».
Francia también expresó su «más firme condena» ante la ejecución, y Austria la calificó de «inhumana».
Las manifestaciones en Irán estuvieron encabezadas por mujeres, estudiantes universitarios y alumnas de escuela, que retiraron su velo en público y corearon lemas contra el Gobierno, enfrentándose directamente a las fuerzas de seguridad.
Las autoridades, que denuncian estos hechos como «disturbios», acusan regularmente a Estados Unidos y sus aliados occidentales y a grupos kurdos en el extranjero de instigar este movimiento de protestas sin precedentes.
En un balance publicado ayer, IHR indicó que la represión de las protestas causó al menos 458 muertos, incluyendo 63 niños.
La ONG dijo que 18.000 personas fueron detenidas, entre ellas profesores universitarios, periodistas y abogados.
Irán dijo que más de 300 personas murieron en las protestas, incluyendo decenas de policías, y que 2.000 manifestantes y otras personas fueron imputadas de distintos delitos.
Las enérgicas medidas de las autoridades contra la movilización despertaron indignación internacional.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó una resolución el pasado 24 de noviembre en la que dispone que se investiguen los atropellos a los derechos humanos cometidos durante la represión de las protestas.
Esta semana, un tribunal iraní condenó a muerte a cinco personas por haber matado a un miembro de la Basij, una sentencia que, según activistas por los derechos humanos, busca «propagar el miedo» para que los ciudadanos abandonen la movilización.
Once personas fueron condenadas a muerte en Irán en relación con las protestas.
A su vez, la organización Amnistía Internacional (AI) tildó de «farsa» los procesos a manifestantes, y acusó a las autoridades iraníes de servirse de la «pena de muerte como una herramienta de represión política para instigar miedo entre la gente y terminar con el levantamiento popular», en un comunicado difundido hace una semana.
AI dijo que al menos 28 personas, entre ellas tres menores, podrían ser ejecutadas en Irán en relación con las movilizaciones.