A más de dos años de la declaración de esta curiosa pandemia, sigue sorprendiendo cómo el engaño de un discurso pseudo científico, sin respaldo de la evidencia, fue aceptado como verdad indiscutible. No hubo un solo truco sino varios, explica en una entrevista el doctor Mario Borini, epidemiólogo y ex profesor titular de Salud Pública de la Universidad de Buenos Aires, quien acaba de escribir un artículo titulado “Medicina Basada en la Evidencia: ¿panacea o señuelo?”.
Para hacer creer que todas las medidas implementadas ante el covid-19 están basadas en evidencia científica, “combinaron varios trucos: la referencia a falsarias autoridades científicas, como la OMS y la Comisión de Expertos en cada país; el uso de teorías deformadas a su antojo, como la del contagio; y la prueba poco específica de la PCR en los hisopados”, argumenta Borini, para luego añadir: “A parte de esta conjunción de argumentos, pruebas y referencias, tan cara a la ciencia, crearon pánico y abusaron del apriorismo de la sociedad en general y del personal de salud en particular, tan sensibles a la coerción”.
El catedrático reconoce que una minoría resistió todas estas “trampas astutas basadas en mentiras, falacias, y hasta delirios, que fueron aceptados sin examen”. El problema fue, en opinión de Borini, que “como en una tragedia griega, a quién no se alienara en su adopción, lo esperaba el desempleo, la censura, la intimidación, la detención policial y, en algunos casos, el asesinato”.
«Nos desvalorizaron hasta el aniñamiento, nos metieron en una crisis permanente, agregando cada día un nuevo vagón al tren fantasma. Y en la resistencia aceptamos la biologización de la cuestión, dejando en segundo plano la discusión de la política pública y de la política social”, añade.
«No es difícil explicar entonces cómo la sociedad compró prejuiciosamente esos trucos y ahora está tan obstinada que le cuesta reconocerlo”, reflexiona.
En su artículo, Borini plantea que el origen de estos trucos fue un cambio en la definición de evidencia en Medicina: “En 1991, la Universidad de McMaster (Canadá), y la Colaboración Cochrane (Reino Unido) dieron origen a la ‘Medicina Basada en la Evidencia’, como se la conoce hoy en la ciencia. La basaron en el ensayo clínico, al que sumaron la investigación bibliográfica sistemática. Pero el agregado verdaderamente original fue un nuevo tipo de investigación, al que llamaron meta-análisis, consistente en una comparación de trabajos científicos con distintos puntos de vista y pruebas para evaluar un mismo procedimiento médico. El meta-análisis sería entonces el método para superar la aparente incomparabilidad de varios trabajos. Con sus métodos supuestamente infalibles, sustituyeron las nociones de evidencia que en el Mundo Antiguo provenían de la intuición y contemplación; en la Edad Media surgían de la búsqueda categórica kantiana, y en el Mundo Moderno de una construcción pragmática”.
Un nuevo concepto de “evidencia”, el principal truco detrás del covid
